Poemas de Amor por autores famosos

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Actualizado 11 agosto, 2023

Pensadores de todos los tiempos han visto en los poemas el estilo literario más libre, ese en el que las palabras hacen música, tienen ritmo. Sin lugar a dudas el amor es uno de los temas más tratados por los poetas y a continuación aludiremos a ellos. Presentamos a continuación poemas de amor por autores famosos: la selección que necesitaban nuestros lectores. 

Poemas de amor de Pablo Neruda

Cuántas veces, amor, te amé (Soneto XXII)

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

No te quiero sino porque te quiero (Soneto LXVI)

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Cuerpo de mujer, colinas blancas (Poema I)

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

Me gusta cuando callas (Poema XV)

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Poemas de amor de Gustavo Adolfo Bécquer

Amor eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

Rima número XLVIII

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.

Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.

Aún para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz…
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!

Rima XXII

¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
sobre el volcán la flor.

Rima XLI

Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o abatirme!…
¡No pudo ser!

Tú eras el Océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén
¡tenías que romperte o que arrancarme!…
¡No pudo ser!

hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!

Rima XXIV

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan y al besarse
forman una sola llama;

dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;

dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;

dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allí en el cielo
forman una nube blanca:

dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden…:
eso son nuestras dos almas.

Poemas de amor de Mario Benedetti

Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte.
Aprender como sos
quererte como sos

Mi táctica es
hablarte
y escucharte.
Construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
Y saber que sos franca
Y que no nos vendamos
simulacros.
Para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.
Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Te quiero

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos,
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo,
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada,
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme «¿Qué tal?» y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Poemas de amor de Federico García Lorca

El poeta pide a a su amor que le escriba

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

Remansillo

Me miré en tus ojos
pensando en tu alma.
Adelfa blanca.
Me miré en tus ojos
pensando en tu boca.
Adelfa roja.
Me miré en tus ojos.
¡Pero estabas muerta!
Adelfa negra.

Serenata

Por las orillas del río
se está la noche mojando
y en los pechos de Lolita
se mueren de amor los ramos.
Se mueren de amor los ramos.
La noche canta desnuda
sobre los puentes de marzo.
Lolita lava su cuerpo
con agua salobre y nardos.
Se mueren de amor los ramos.
La noche de anís y plata
relumbra por los tejados.
Plata de arroyos y espejos.
Anís de tus muslos blancos.
Se mueren de amor los ramos.

Poemas de amor de Rubén Darío

Amo, amas

Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

¡Oh mi adorada niña!

Te diré la verdad:
tus ojos me parecen
brasas tras un cristal;
tus rizos, negro luto,
y tu boca sin par,
la ensangrentada huella
del filo de un puñal.
¡Oh, mi adorada niña!

Poemas de amor de Octavio Paz

Tus ojos

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.

Dos cuerpos

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos días
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche es desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

Poemas de amor de Amado Nervo

El primer beso

Yo ya me despedía…. y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.

Salí a la calle alborozadamente
mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí… Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría».

El amor nuevo

Todo amor nuevo que aparece
nos ilumina la existencia,
nos la perfuma y enflorece.

En la más densa oscuridad
toda mujer es refulgencia
y todo amor es claridad.
Para curar la pertinaz
pena, en las almas escondida,
un nuevo amor es eficaz;
porque se posa en nuestro mal
sin lastimar nunca la herida,
como un destello en un cristal.

Como un ensueño en una cuna,
como se posa en la rüina
la piedad del rayo de la luna.
como un encanto en un hastío,
como en la punta de una espina
una gotita de rocío…

¿Que también sabe hacer sufrir?
¿Que también sabe hacer llorar?
¿Que también sabe hacer morir?

-Es que tú no supiste amar…

Poemas de amor de Emily Dickinson

Poema 1

El Amor – es anterior a la Vida –
posterior – a la Muerte –
inicial de la Creación, y
de la tierra el Exponente –

Poema 2

Noches Locas — ¡Noches locas!
¡Si estuviera junto a ti
las Noches Locas serían
nuestro lujo!

Inútiles — los Vientos —
para un Corazón en puerto —
¡cansado de la Brújula —
cansado de los Mapas!

Remando en el Edén —
¡Ah! — ¡El Mar!
¡Pudiese yo anclar — esta noche —
en ti!

Poemas de amor de José Martí

Rosario

En ti pensaba yo, y en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría,
y puse un punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.

Ando yo por la tierra con los ojos
alzados ¡oh, mi afán! a tanta altura
que en ira altiva o míseros sonrojos
encendiólos la humana criatura.

Vivir: Saber morir; así me aqueja
este infausto buscar, este bien fiero,
y todo el Ser en mi alma se refleja,
y buscando sin fe, de fe me muero.

Con la primavera

Con la primavera
Viene la canción,
La tristeza dulce
Y el galante amor.

Con la primavera
Viene una ansiedad
De pájaro preso
Que quiere volar.

No hay cetro más noble
Que el de padecer:
Sólo un rey existe:
El muerto es el rey.

Sé, mujer, para mí, como paloma

Sé, mujer, para mí, como paloma
Sin ala negra:
Bajo tus alas mi existencia amparo:
¡No la ennegrezcas!

Cuando tus pardos ojos, claros senos
De natural grandeza,
En otro que no en mí sus rayos posan
¡Muero de pena!

Cuando miras, envuelves, cuando miras,
Acaricias y besas:
Pues ¿,cómo he de querer que a nadie mires,
Paloma de ala negra?

Poemas de amor de Gabriela Mistral

Yo canto lo que tú amabas

Yo canto lo que tú amabas, vida mía,
por si te acercas y escuchas, vida mía,
por si te acuerdas del mundo que viviste,
al atardecer yo canto, sombra mía.

Yo no quiero enmudecer, vida mía.
¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?
¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?

Soy la misma que fue tuya, vida mía.
Ni lenta ni trascordada ni perdida.
Acude al anochecer, vida mía;
ven recordando un canto, vida mía,
si la canción reconoces de aprendida
y si mi nombre recuerdas todavía.

Te espero sin plazo ni tiempo.
No temas noche, neblina ni aguacero.
Acude con sendero o sin sendero.
Llámame a donde tú eres, alma mía,
y marcha recto hacia mí, compañero.

Amor, amor

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!

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